Si navegas solo,te puedes perder

Todos los estudios disponibles demuestran que nuestros hijas e hijas están incrementando el tiempo que invierten, interactuando frente a diversas pantallas. Estar conectados a redes sociales, comunidades o ambientes de video juegos, observando vídeos en YouTube o simplemente consumiendo contenidos a través de diversas páginas web, le está ganando terreno a ver televisión e incluso a jugar cara a cara con amigos y amigas. ¿Es adecuado que nuestros hijos e hijas estén conectados e interactuando frente a alguna pantalla tanto tiempo? No es fácil la respuesta.

Como regla básica (y basada en el sentido común) hay que establecer que los excesos nunca son positivos y que al momento en que la interacción con el mundo digital impide o afecta otras actividades importantes (descansar, alimentarse, responder a los deberes y tareas de la vida cotidiana), hay que preocuparse.

Establecer horarios, límites y condiciones es parte de las tareas de los adultos y en el caso del desarrollo de hábitos digitales en nuestros hijos e hijas, este deber también se aplica.

Pero las mismos fuentes detectan algo más preocupante. De acuerdo al estudio “La Generación Interactiva en Iberoamérica” desarrollado por Fundación Telefónica, el 55% de los niños y niñas de entre 6 y 9 años navegan solos en Internet, y este porcentaje aumenta al 78% en el caso de los niños y niñas entre 10 y 18 años. Cuando la navegación es acompañada, la mayor parte de las veces es con amigos y/o hermanos. Padres, madres y profesores son la última opción.

Cuando los adultos están presentes para acompañar la navegación de sus hijos, la mayoría de las veces lo hacen interrogando respecto a lo que están haciendo u observando directamente la pantalla. La menor parte del tiempo, los adultos se dedican a realizar cosas en conjunto con sus hijos (comprar, organizar viajes, escribir a otro miembro de la familia, etc) o recomendar nuevos sitios para navegar o ayudar en alguna tarea específica.

Acompañar la navegación, interacción y vida digital de las nuevas generaciones no es sinónimo de controlar o supervisar. No se trata de irrumpir y violentar la intimidad y espacios de autonomía que deben tener los niños y niñas. Se trata de estar disponibles y atentos, para que la experiencia de navegación sea educativa y positiva.

Acompañar efectivamente la vida en la red de nuestros hijos e hijas, se acerca más a la experiencia de navegar en conjunto y estar disponible para aprender y enfrentar desafíos en conjunto.

Es bueno que nuestros hijos naveguen, desarrollen su interés ampliando las fronteras que les permitan acceder a nuevas experiencias y conocimientos. Y es mucho mejor que lo hagan acompañados para que la experiencia sea segura, pero fundamentalmente para que los adultos no perdamos la oportunidad de observar y conocer esta faceta de nuestros hijos e hijas y cumplir eficientemente nuestro rol de adultos y formadores.

Post publicado en sitio MOMWO

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